CRÍTICA “BOCADILLO”: WISMICHU TROLEA AL PUBLICO DE SITGES CON SU PRIMERA PELÍCULA QUE HA COSTADO UN MILLÓN DE EUROS

Ismael Prego, más conocido como WISMICHU, es un popular y conocidísimo Youtuber español con casi ocho millones de seguidores. Legión, vamos. Su humor provocador, que ha encandilado a la infancia de este país, puede gustar más o menos, pero está claro que, si se tienen tantos fieles seguidores, es por algo.

Hace unos meses anunció a bombo y platillo su debut en la dirección cinematográfica (¿Y por qué no? Si EL RUBIUS puede producir una serie de animación en colaboración con MOVISTAR+…)

Después de un año de rodaje y con un presupuesto de un millón de euros, BOCADILLO se ha estrenado por todo lo alto en el marco de la 51ª edición del SITGES FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE FANTÁSTICO DE CATALUNYA. Arropado por cientos de sus fervientes seguidores, el popular youtuber, acompañado por familiares y amigos, así como parte del elenco artístico, se ha dado un baño de masas.

Poco esperaba el público lo que iba a suceder a continuación…

BOCADILLO es la épica búsqueda, por parte de un vegano, de un bocadillo vegetal. Una propuesta interesante, dentro de las limitaciones, pero que invita a una reflexión sobre el veganismo. El problema es que la supuesta película no es más que un gag de tres minutos repetido en bucle durante unos insufribles e interminables ochenta y muchos minutos. Tal cual. Sí, participan otros personajes, invirtiendo los roles, cambiando vestuario, pero el film es todo el rato igual. WISMICHU pide un bocadillo vegetal y el camarero lo pide mal a la cocina. El cliente le corrige y así una y otra vez.

Durante los primeros cinco minutos, el entregado público ha aplaudido y reído al ver en pantalla a sus personajes favoritos, pero al poco ha llegado la incomprensión, la desorientación, la tristeza, la indignación y finalmente ha estallado la rabia.

En los veintitrés años que llevo acudiendo al Festival es la primera vez que oigo al público gritar, silbar y exigir que se les devuelva el dinero. Los niños, indefensos, no sabían que hacer. Cabe decir que la mayoría eran menores de edad y estaban solos en la sala. Asumo que ninguno de sus padres estaría interesado en la película y tampoco pensaban que sus retoños corrieran ningún riesgo o peligro.

Lágrimas, gritos, injurias y un aroma a demanda colectiva flotaban en el ambiente al concluir la película. Para más inri, una vez finalizada la proyección, se ha dado inicio a una secuencia compuesta por tomas falsas. El público, esperando algo diferente, ha permanecido en sus butacas. Pero de nuevo han sido devueltos a la cruda realidad con un jarro de agua fría. Se trataba de tomas falsas, en efecto, pero en forma de otro interminable bucle sin gracia.

Cuando por fin el público ha abandonado la sala, apenas unos pocos se han percatado de un cartel en el cual se explicaba que se trataba de una broma, y que, durante la proyección, varias cámaras rodaban las reacciones del público y cuyas imágenes formarán parte del documental de BOCADILLO, LA PELÍCULA. Por ello se insta a no demandar a la productora. El mismo WISMICHU, valiéndose de las redes sociales, ha anunciado que su película estará disponible en FILMIN (previo pago, eso sí) y domingo por la tarde podrá verse, ahora sí, de forma gratuita en YOUTUBE.

Ahora cabe hacerse varias preguntas. La primera y más importante. ¿La dirección del Festival estaba al tanto de lo que iba a suceder? De ser así, ¿No debería haberse avisado al público? Como decía más arriba, el noventa por ciento del publico eran menores de edad, no acompañados, que han acudido ilusionados a disfrutar de las desventuras de su héroe en pantalla grande y, para ello, han depositado en taquilla la nada despreciable cantidad de once euros.

La siguiente cuestión, en relación a la primera. Si la dirección del Festival no era consciente del troleo que el youtuber nos tenía preparados, ¿Devolverán el dinero al indignado público? Teniendo en cuenta que también han sido estafados, ¿Darán apoyo y soporte a una demanda colectiva?

WISMICHU no solo ha faltado al respeto de la organización del festival. Es culpable de haber perpetrado la perdida de la inocencia de cientos de chavales que han acudido al cine con la única ilusión de ver algo increíble.

En una opinión totalmente personal, solo puedo decir que, debido a mi profesión, conozco a cientos de realizadores que se quedan fuera del Festival (de este y de muchos otros) al no haber espacio para dar cabida a todas las propuestas, así como varios periodistas que han (hemos) decidido cubrir este evento, cuando podríamos haber estado prestando merecida atención a otros autores /directores.

Más allá de la polémica desatada y del consecuente terremoto mediático, si algo tenemos claro (el chaval ha conseguido que se hable de él en todas las redes sociales, convirtiéndose por unas horas en trending topic) es que todo ha desembocado en una extraordinaria, aparatosa y escandalosa campaña publicitaria. Si el domingo, finalmente, cumple su promesa de liberar gratis su película en la red, decidiremos si estamos hablando de un genio… o de un verdadero imbécil.

Wiman González