CRÍTICA DE “THE SISTERS BROTHERS”, ESTIMULANTE ACERCAMIENTO HUMANISTA DE JACQUES AUDIARD AL VIEJO OESTE

España -a través de Apache Films y con participación también de Atresmedia- es país coproductor de The Sisters Brothers, película oficialmente francesa pero en la que nuestro país aporta además buena parte de los escenarios (Huesca, Navarra y Almería) y equipo técnico-artístico. Es por ello que no podemos dejar de comentar esta película reciente ganadora en Venecia del León de Plata a mejor director, como parte de la cosecha española de este 2018.

En 1850 los hermanos Sisters trabajan de pistoleros al mejor postor. Charlie (Joaquin Phoenix) es el de gatillo fácil, Eli (John C. Reilly) es el más cerebral y juntos forman el equipo perfecto de mercenarios que pululan el viejo Oeste. El Comodoro para el que trabajan les encarga que se hagan cargo de John Morris (Jake Gyllenhaal) que a su vez tiene intenciones sospechosas con el inocente inventor Warn (Ahmed). Así pues en plena fiebre del oro comienza un tira y afloja tanto físico como intelectual que pondrá a prueba ese equipo familiar frente a las adversidades o las oportunidades.

Desde luego el proyecto no podría sonar más marciano. Una película del Oeste, basada en una novela de Patrick Dewitt, con cuatro actores americanos que no es que sean de los que rompen taquillas a blockbusters y dirigida por un francés. Desde luego que cuando el Festival de Venecia anunció que formaría parte de su sección oficial pocos veían alguna posibilidad de salvación a la película. Y mira tú, aplausos en las salas, premio a mejor director para Jacques Audiard y numerosos defensores de que estábamos ante una de las mejores películas del año.

Y lo estamos porque en pocas ocasiones el cine se ha acercado de una forma tan humanista a la figura de los pistoleros, de los cowboys y a la del viejo Oeste en particular. Aquí los vaqueros sienten y padecen, tienen familias, descubren las cisternas y los cepillos de dientes y sobre todo, afloran sentimientos humanos como solidaridad, envidias, amores fraternales, ambición o confianzas en enemigos para un bien mayor. Ya lo digo, pocas veces un western tuvo un guión tan potente en este sentido y es lo que más celebro de la película.

Por supuesto que mucho de lo que vemos en pantalla luce así de bien porque Audiard vuelve a ser un gran director, tras una travesía en el desierto, nos recuerda que fue él el que nos regaló “Un Prophète” y además de dirigir a los actores de forma maravillosa saca oro de los paisajes que le ofrecen los territorios oscenses con su director de fotografía Benoit Debie, de la música de Desplat y de un guión que adapta él mismo. Es decir, que estamos ante el resurgir de un autor europeo que se marca un hitazo crítico con una película profundamente americana.

Y llegamos al plantel de actores que hacen de ésta, una película remarcable. Phoenix manteniendo su imagen de rarito con un personaje que construye de la nada y cautiva a propios a extraños. Gyllenhaal deja atrás su ñoñería para demostrar en un par de secuencias que cuando tiene un personaje es de los actores currantes que tiene y comparte con Ahmed una de las amistades imposibles más “cuquis” del año. Y como más destacable es John C. Reilly, productor de la peli junto con su mujer, que se queda con el mejor personaje de la película, el que recorre numerosos estados, el que aprende, el que cambia con lo que recibe y el que evoluciona cuando lo hace. Un personaje que debería darle muchas alegrías si los premios fueran justos.

Me quedo con el aire de rareza de la película y al mismo tiempo esa facilidad con la que se ve, con un huequecito a la mitad que parece que la película va a escurrirse entre demasiado intelectualismo pero que nos sacude en el último acto para recordarnos que la vida es difícil ahora y lo era mucho más en aquel mundo salvaje donde primaba el dinero sobre los sentimientos, pero que como vemos había quien ya se lo cuestionaba. La recomiendo mucho, disfrutad de este lejano Oeste más cercano que nunca.

Nota: 7

PAULO CAMPOS