CRÍTICA “CASI 40”: INTERESANTE ROAD MOVIE SOBRE EL PASO DEL TIEMPO Y LA RELATIVIDAD DEL ÉXITO Y EL FRACASO

Tras un tiempo en televisión con “¿Qué fue de Jorge Sanz?”, David Trueba vuelve a la gran pantalla con “Casi 40”, una road movie presentada en el pasado Festival de Málaga y que recupera, más de veinte años después del éxito de “La buena vida”, a los dos actores que vieron nacer su carrera en ella: Lucía Jiménez y Fernando Ramallo.

Con la crisis de los cuarenta como excusa y la “gira” de una antigua estrella del pop-rock español como telón de fondo, Trueba pasea por dos vidas aparentemente opuestas, pero con miedos comunes: la de “él”, quien cercano a la cuarentena sigue sin rumbo fijo y sin haber realizado nada de lo que se esperaba que consiguiera, y la de “ella, Lucía, estrella de los noventa reconvertida, más voluntaria que forzosamente, en una discreta madre de familia.

Usando la carrera de Lucía como metáfora, la cinta se adentra en los caminos del éxito y el fracaso y en la importancia real y relativa de lo que la vida y los demás esperan de nosotros. Ambos protagonistas intentan salvarse mutuamente, sin darse cuenta de que ninguno lo necesita en realidad.

La contraposición de ambas vidas evoluciona sutil pero eficazmente a lo largo de la cinta, que evoluciona del reencuentro casi incómodo entre viejos amigos que casi nada tienen ya en común a confesiones y recuerdos que les hacen volver a ser cercanos entre sí y que, gracias a la humanidad de los guiones y la dirección de Trueba, también acercan al espectador. Los diálogos, a veces demasiado artificiales y teatrales, están no obstante bien defendidos por una muy solvente Lucía Jiménez, que muestra su grandeza interpretativa a lo largo de todo el film.

En el apartado técnico, Trueba no defrauda y vuelve a presentarnos una fotografía, un sonido y un montaje muy cuidados, que recuerdan en esencia a lo ya mostrado por el director en “Vivir es fácil con los ojos cerrados”; solo se ve empañado por ligeros fallos de raccord en alguna escena musical.

En definitiva, una propuesta íntima e interesante que, si bien no se encuentra al nivel de otras propuestas del director, sí que resulta más que recomendable.

Nota: 7

Laura Enríquez Madero

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