CRÍTICA “COMO LA ESPUMA”, DE ROBERTO PÉREZ TOLEDO: PERSONAS BUSCANDO ENCAJAR EN UNA REFRESCANTE SORPRESA

Una orgía en la que no parece haber hueco para el romance, desde el amanecer hasta el atardecer, en una vieja mansión, en lo que parece una experiencia sexual y emocional colectiva, quince personas se encuentran y desencuentran, surgiendo historias de amor, desamor, reencuentros y descubrimientos que cambiará sus vidas.

Inspirado en dos textos de micro teatro (uno de ellos titulado “Ensayos sobre orgías y besos”), el director canario Roberto Pérez Toledo filma una agradable comedia, que, en todo momento, huye de la risa fácil y del humor escatológico.

Quince personas acuden, recién despuntado el día, a una orgía improvisada, convocada a la desesperada para intentar alegrar un triste cumpleaños y, lo que en principio debía ser una fiesta bajo control, acaba en orgia multitudinaria y los personajes deberán encontrar a alguien con quien pasar el día, o más difícil, encontrarse a sí mismos.

En uno de los diálogos más acertados del film (y créanme, tiene muchos) un “estudioso” de las orgías, se considera a sí mismo “el palito” del Tetris, porque encaja en todas partes, pero que entiende que la vida es eso, personas buscando encajar. Ahí, hábilmente, es donde el director nos desvela el verdadero sentido de su película, una profunda y reflexión sobre las relaciones humanas, sazonada con amor, humor y cuerpos semi desnudos.

Llegados a este punto, señalar que la película es parca en desnudos Apenas logra vislumbrarse un (precioso) seno en toda la película (eso sí, en cuanto a penes, va bien servida, oigan), información que quizá aleje a cierta parte del público, pero que si hago mención es para lo contrario, para atraer a aquellas personas que pensaran encontrar un AMERICAN PIE, PORKYS o cualquier referente americano de exhibición innecesaria de cuerpos desnudos.

COMO LA ESPUMA es un film pequeño en presupuesto, en espacios y caras conocidas, pero grande en ambiciones. No nos va a permitir dejar de sonreír durante sus noventa minutos. Y vamos a vernos reflejados en cualquiera de los personajes, tridimensionales, profundos, con dudas de verdad, con sentimientos verosímiles. Nada de impostación, nada de giros imposibles. Todas las historias están medidas para emocionar sin almíbar.

Pérez Toledo saca partido de un reparto joven, con ganas de comerse el mundo y la pantalla y saca oro de todos y cada uno de ellos. No hay historia que resalte sobre las demás, porque todas están tratadas con amor y cariño. Nos van a caer todos bien. Incluso el insufrible fan de los “selfies”.

En un rodaje que podría haberse ido de madre en cualquier momento y convertirse en otra cosa o en lo de siempre (confiesa el director que los figurantes estaban ahí, a su bola, mientras la cámara paseaba entre ellos) se agradece el cariño de todos los implicados en traernos un film fresco, divertido, provocador y honesto.

Una refrescante sorpresa.

LO MEJOR: El humor, repleto de diálogos chispeantes y divertidos.
El reparto coral. Todos perfectos. Las situaciones que se encuentran todos y cada uno de ellos y la divertida manera de resolverlas.

LO PEOR: Se nota que es un film de bajo presupuesto. Aun estando filmada con ganas, desparpajo y energía, abusa de planos generales.

NOTA: 7/10

Wiman González