EL USO DEL CATALÁN PARA FACILITAR LA PARTICIPACIÓN DE LA GENERALITAT-TV3. LOS PRODUCTORES MIRAN HACIA CATALUÑA

La búsqueda desesperada de financiación hace que una parte importante de la producción mire hacia la Generalitat de Catalunya (Departament de Cultura) y Televisió de Catalunya (TV3). Cataluña se ha convertido en uno de los principales motores cinematográficos, participando en varias de las mejores producciones de los últimos años y con un especial cuidado por la obra autoral, en contraste a la inercia estatal. Entre los ejemplos de las pasadas ediciones destacan La propera pell, La mort de Louis XIV o Truman.

Pero, ¿emplear la lengua catalana es un requisito para la obtención de ayudas? Entre las 32 producciones participadas por la Generalitat desde 2010, todas cuentan con una parte total o parcial de rodaje en catalán, excepto 5: Truman, Nadie quiere la noche, El botón de nácar, Marsella y Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo. (Fuente: IMDB).

Pero es el canal autonómico (TV3) junto al Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC) el principal junto al motor de la producción cinematográfica catalana. En ambos casos no es tan importante el uso del catalán y priman -como es lógico- las productoras locales y rodajes dentro de la comunidad.

**NOTA-ACTUALIZACIÓN: según los comentarios de productores y viendo los listados de TV3 y ICEC, se puede comprobar que el catalán no es una condición esencial, siendo incluso una parte menor en la producción. Nuestra intención no era criticar el uso de la lengua catalana -insuficiente en nuestra opinión-, sino algunos casos concretos que exponemos más adelante. Pedimos disculpas si alguien se ha sentido ofendido.

Ínclitos como Woody Allen se beneficiaron de la ayuda de la Generalitat. La Ciutat Condal se convertiría en un personaje más de su historia, y Allen no tuvo inconveniente a la hora de cumplir uno de los requisitos: incluir “Barcelona” en el título (Vicky Christina Barcelona). La mágica postal de la ciudad era parte esencial de la historia de artistas y de dos turistas invadidas por el síndrome de Stendhal. Y la jugada salió redonda a modo de impagable campaña de marketing: la película recaudó $100 millones en todo el mundo, convirtiéndose en una de las obras más taquilleras de la filmografía del director.

El uso del catalán que podría facilitar la participación a menudo se resume en algunas frases sueltas metidas con calzador. Existen varios ejemplos, como el de Los últimos días (hermanos Pastor, 2013). En otras ocasiones, se trata de una decisión que parece más bien interesada y sin rigor histórico. Así, en Stella Cadente (Lluís Miñarro, 2014) los Ministros de Madrid hablaban…¡catalán!

La última polémica ha surgido con la recomendable Incerta Gloria (Agustí Villaronga) que, pese a estar rodada en lengua castellana y catalana, contiene decisiones dudosas como el uso de la catalana como lengua del Ejército Republicano y anarquistas del CNT en el frente de Aragón; o de la propia protagonista, quien la adopta como principal tras pasar una temporada en Barcelona. Más coherente en estos casos sería optar por una misma lengua para toda la película.