CRÍTICA DE ‘MARÍA (Y LOS DEMÁS)’, NELY REGUERA SE REVELA COMO UNA VOZ DOTADA PARA RETRATAR LA HUMANIDAD Y SUS CONTRADICCIONES

Maria y los demas

Nuestro círculo nos marca al igual que nos adherimos a él de manera inherente porque nuestra personalidad depende tanto de los demás como de nuestro propio ego. La inmadurez condicionada por el entorno y las desventuras de una treintañera que sueña y vive instalada en un estancamiento vital es descrita a la perfección por una película minimalista argumentalmente que, sin embargo, profundiza de manera admirable en la psique de su protagonista femenina con una naturalidad apabullante.

María es una chica que vive con su padre y trabaja en una tienda de libros, aunque su mundo interior está lleno de intenciones y ataja su día a día con bocanadas de amargura y vitalidad forzada. La directora Nely Reguera en su ópera prima lo mira desde un punto de vista cómico, cómplice así de la manera de actuar de su personaje, sin mirarlo patéticamente pero aceptando sus equívocos actos como orgánicos e instintivos.

‘María (y los demás)’ es una comedia sofisticada de humor fino, a camino entre la incomodidad y la risa nerviosa de reconocerse en personajes que hacen lo que pueden por ser ellos mismos a pesar de las dudas de esa misma acepción de poder pensar, decir y sentir lo mismo. Fantasear con nuestros objetivos también está narrado de manera brillante, y como transmitimos esa determinación socialmente e íntimamente es una de las herramientas mejor escogidas y tratadas de esta película de guión preciso y catártico.

Rodeada de personajes tan perdidos como ella misma, pero con mayores habilidades para sociabilizar, la asertividad está a prueba de rutinas y encuentros familiares como una pequeña bomba de inmersión que lleva al público de la mano a la mirada de la protagonista y el enfoque de la directora. El cine, cuando cuenta este tipo de historias suele ser interesante por la forma y la mirada de quien la cuenta, y en esta directora encontramos una voz dotada para reflejar la humanidad y sus contradicciones.

La personalidad y sus trastornos adaptativos o ambientales sin llevarlos al extremo está escrito mediante un humor sutil que no desea caer simpático y, sin embargo, consigue de manera sorprendente la empatía del espectador rendido ante el atractivo de unos personajes observados en momentos desconcertantes. El transcurrir del recorrido vital los aletarga y los limita de manera irremisible pero el aprendizaje puede echar a andar ante el mínimo detalle de nuestros actos. El egoísmo convive con los anhelos y los medios para cargarlos a nuestra espalda y conseguirlos.

En todo ello, la personalidad de este filme se entronca con esa desazón que despertaba la estupenda “Todos queremos lo mejor para ella” de Mar Coll, en esos arrebatos cómicos que despeinaban el drama de esa película, aunque aquí sea al revés y la comedia se deje teñir de angustia para hacernos reír incitando nuestra curiosidad y obligándonos a pensar en nosotros mismos.

“María (y los demás)” no sería lo mismo sin la presencia de Bárbara Lennie, en su mejor trabajo desde “Magical Girl” de Carlos Vermut. La elegancia que siempre transmite nos descubre aquí a una actriz preparada para la comedia desde lugares poco habituales y un registro inédito en ella.

Cuando no podamos andar al ritmo de los demás, corramos para llegar a destinos insospechados. Si el bloqueo nos impide dilucidar sobre lo que queremos, olvidemos lo que veníamos a buscar para encontrar así otros estímulos. Y, si la palabra nos calla nuestra intención, imaginemos que fuera de nosotros mismos hay otros con las mismas cuestiones y tampoco saben responderlas.

Nota: 7,5
Chema López.