CRÍTICA “AL FINAL DEL TÚNEL”: DEMASIADO PREVISIBLE.

En el panorama español encontramos películas de suspense que merecen todo nuestro respeto como son “El orfanato” o “El cuerpo”. Resulta difícil mantener en tensión al espectador durante toda la película y más complicado todavía cerrar la trama con un final sorprendente y redondo.

“Al final del túnel” es la nueva película de Rodrigo Grande que logra lo primero aunque su final no resulte nada del otro mundo.

La historia comienza presentándonos a Joaquin un hombre en una silla de ruedas que vive en una casa oscura donde solo se respira tristeza. Berta, bailarina de striptease y su hija Betty llaman un día a su puerta respondiendo a un anuncio que puso Joaquín para alquilar una habitación. Una noche mientras trabaja oye a través de su pared unas voces misteriosas que no parecen avecinar nada bueno.

La película ofrece unas excelentes actuaciones por parte de todos los personajes resaltando el papel de Joaquin, interpretado por Leonardo Sbaraglia (“Luces Rojas”, “Relatos salvajes”), que transmite a la perfección su frustración y esa tristeza reflejada en su mirada. Su estado de ánimo también queda reflejado en su perro que lleva un tiempo sin poder caminar. Betty, la nueva inquilina de Joaquin, es interpretada por Clara Lago (“Ocho apellidos vascos”, “Tengo ganas de ti”) y demuestra al público lo bien que puede encajar en un thriller. Clara Lago habla con acento argentino lo que al principio puede chocar un poco, ya que imitar una lengua que no es la propia suele desembocar en la ridiculez absoluta. No es el caso de Clara Lago que habla con acento argentino como si toda la vida lo hubiese hecho y supone un alivio ver lo bien que se enfrenta a este reto lingüístico. También cabe destacar los papeles de Pablo Echarri o Federico Luppi, que se desenvuelve como pez en el agua en sus personajes de malvados.

“Al final del túnel” entretiene y supone una grata sorpresa para este verano. La trama es presentada de una manera correcta y también transcurre de esta forma durante todo el metraje manteniendo el suspense en el espectador. Lástima que se quede en ese adjetivo: correcto. Este thriller podría haber arriesgado muchísimo más, ya que la materia prima daba para estar ante una de las maravillas de estos últimos años en suspense. Sin embargo, la cinta resulta ser previsible y con que cualquiera podrá preveer desde el minuto uno de la película por dónde irán los tiros o incluso cómo concluirá. En este tipo de películas el espectador, ante un planteamiento bastante obvio, quiere que le sorprendan al final, que le engañen como ocurre en cintas ya mencionadas anteriormente (“El cuerpo”, “El orfanato”). Esto no llega a pasar en ningún momento en “Al final del túnel” y debería haber sido el ingrediente clave para considerarla una buena película. Las voces misteriosas al otro lado de la pared del estudio de Joaquin se desvelan con demasiada rapidez y el final resulta familiar al haberlo visto en demasiadas películas de sobremesa.

“Al final del túnel” entretiene en sus 120 minutos de metraje, cuenta con unas buenas actuaciones, gustará pero no sorprenderá al espectador, dejándole con la sensación de haber estado en esa historia otras muchas veces.

Nota: 5,5

Gabriela Rubio