“MI PANADERÍA EN BROOKLYN”, SU DIRECTOR GUSTAVO RON, NOS COMENTA EL GERMEN DE SU NUEVA PELÍCULA

Gustavo Ron, nacido en Madrid en 1972, estudió bachillerato en Oxford y Brighton y en 1992 comenzó la carrera de Periodismo en la Universidad de Navarra, donde rodó sus primeros cortometrajes. Dos años más tarde se marcha a Inglaterra para matricularse en Producción, Dirección y guión cinematográfico en la London Film School.

Después de graduarse con el mejor cortometraje de su curso My Kind of Girl, Ron inicia su carrera profesional como auxiliar de producción en películas como El efecto Mariposa (Dir: Fernando Colomo) o Why not me (Dir: Stephane Giusti). Su primer largometraje, “Mia Sarah”, se estrenó en 2006, con Verónica Sánchez y Daniel Guzmán como pareja protagonista. En el año 2003 Gustavo Ron crea su propia productora, El Capitan Pictures, con la que abordará sus siguientes proyectos. En 2010, debuta internacionalmente como director con su largometraje “Vivir para siempre”, adaptación del libro de Sally Nichols Esto no es justo (Ed.Umbriel), por la que recibe la medalla del Círculo de escritores cinematográficos al mejor guión adaptado. Y el año pasado rodó su tercera película “Mi panadería en Brooklyn” con un reparto internacional, en inglés, aunque en su reparto hay caras muy conocidas de nuestro cine como Blanca Suárez y Aitor Luna, y se estrena en cines el próximo 1 de julio.

Os dejamos con las declaraciones del director y guionista Gustavo Ron sobre el germen de su nueva película “Mi panadería en Brooklyn”:

“En los últimos cinco años hemos vivido una creciente importancia de la cocina, la repostería y panadería en todo el mundo. Inglaterra es el país que más me llama la atención al respecto.

Con vuestro permiso recupero un recuerdo de cuando me marché a vivir a Oxford, allá por el año 1989. Yo era un adolescente de apenas 14 años y todo lo que vivía (cotidiano o anecdótico) me parecía memorable. Sin duda una de las cosas que jamás olvidaré es lo difícil que resultaba hacerse con una botella de aceite de oliva o con una barra de pan. El aceite de oliva era un lujo que en muchos casos se podía conseguir solamente en Farmacias para uso cutáneo. Y el pan más parecido al nuestro se llamaba “french bread” (pan francés) y si esperabas una hora para comértelo se convertía en chicle. Veinticinco años más tarde, Londres es la ciudad del mundo con mayor número de restaurantes premiados con estrellas Michelin y la ciudad europea con mayor variedad de panaderías gourmet.

Sin embargo la moda de esta nueva “cultura del pan” comenzó en Nueva York. La protección de los lugares auténticos que tiene Brooklyn, Manhattan o Queens, chocan con lo rápido que cambian los barrios. Panaderías de barrio, que nacieron para abastecer a la población italiana, o judía o alemana, con el paso de los años se han convertido en el destino de los paladares más sibaritas. Los gourmets van a la caza del mejor “cannoli” o de esas pastas que aún se hacen a mano.

Mi panadería en Brooklyn se acerca a Brooklyn y sus cambiantes vecindarios. Concretamente situamos la mayor parte de la película en Williamsburg. Nuestra panadería es testigo de los rápidos cambios del barrio con mayores contrastes del borough. Nuestros protagonistas irán aprendiendo poco a poco que la vida está llena de platos amargos, pero que siempre se puede terminar con un dulce.

Rara vez en el proceso de encontrar una buena historia, te cruzas con una que no solo sugiere imágenes si no también sabores. ¡Esta historia te da hambre!. Mientras la ves te imaginas los aromas y sabores de cada una de las historias. Vives los sueños de los personajes y sientes sus alegrías y sus penas a través del mágico mundo de la cocina.

Nací en una familia de hosteleros y he aprendido desde pequeño el negocio de los restaurantes, los hoteles, las panaderías y las cafeterías. Mi vida siempre ha estado vinculada a la hostelería de la misma forma que lo está al cine. Siempre he entendido ambos negocios de una forma similar. He trabajado en cocina y en sala, como camarero y ayudante de cocina. Conozco perfectamente la gestión de un restaurante y de una panadería. He dirigido varios y he llegado a abrir mis propios negocios; conozco el éxito y el fracaso. Viví en primera persona la apertura de la primera panadería gourmet en Barcelona. Si ahora vuelven a leer el párrafo y sustituyen las palabras “hostelería”, “restaurante”, “hotel”, o “panadería” por “producción”, “película”, o “director” el resultado seguiría siendo mi historia, pero esta vez en el capítulo cinematográfico. Este quizá es el motivo principal por el que creo que he podido aportar muchísima experiencia personal a Mi panadería en Brooklyn.”

El tráiler: