COSAS QUE NO NOS GUSTAN DE LOS PREMIOS GOYA. LOS COLABORADORES DE “EL BLOG DE CINE ESPAÑOL” DAN SU OPINIÓN

Este sábado se celebrará la gran fiesta del cine español. Y con ella, se sucederán las críticas de cada año con dos focos principales recurrentes: la falta de ritmo y el poco gancho de los guiones.

Desde El Blog de Cine Español queremos lanzar nuestro feedback y detallar qué NO debería suceder en la gala que presentará el cómico Dani Rovira. Para ello, hemos contado con las opiniones de nuestros colaboradores, conformando un manifiesto que debería ser de lectura obligatoria para los organizadores y Academia.

Esto es lo que piensa el comité de sabios de ‘El Blog de Cine Español’ sobre qué debe mejorar en los Premios Goya y sus galas:

image“Es difícil hacer una gala de cine español entretenida para la mayoría de los televidentes porque no han visto las películas nominadas. Es como si retransmitieran un partido de fútbol donde se enfrentasen dos equipos, por ejemplo, chinos, ¿qué espectador español lo vería?, por lo que la gran noche de nuestro cine debe intentar ser todo lo más amena posible y esto está en manos del guión de la gala y del presentador de la misma, en este caso de Dani Rovira, al que este año le pedimos que sea más arriesgado con sus chistes/críticas al estilo de los Premios Feroz.
Por otro lado, lógicamente, eliminar los números musicales protagonizados por actores del gremio, a no ser que estén bien ensañados e interpretados por actores que canten bien, que los tenemos, ejemplos: los habituales Asier Etxeandía y Adrián Lastra; Cristina Castaño, Pablo Puyol, Macarena García, Leonor Watling, Edu Soto, Javier Godino, Najwa Nimri; o veteranos como Ana Belén (gran acierto el año pasado) o el renovado Raphael.  Y, también, eliminar números, como el del año pasado con Miguel Poveda, que no aportan nada en una gala que dura casi 4 horas.
Y, claro está, todo premiado quiere tener su minuto de gloria y de agradecimientos a familia y amigos, pero tiene que ser eso, un minuto, y no dos o tres minutos para cada ganador lo que provoca que la gala acaba alargándose hasta alta horas de la noche.
En fin, sea lo que sea, espero que esta edición de los Goya vuelva a registrar grandes registros de audiencia, lo cual ayudará, y mucho, a que las películas nominadas vuelvan a tener una nueva vida comercial en cines”. JUAN FRANCISCO PÉREZ POLO (DIRECTOR)

 

“Que repita Rovira como maestro de ceremonia me parece buena estrategia: si lo anterior ha funcionado no hay porqué cambiarlo. 
Soy de la opinión de que las cosas se han hecho cada vez mejor, y que se notan las buenas intenciones de los responsables de esta entrega anual, pero estas son las claves que hay que cambiar y/o potenciar para conseguir que la gala que supere a sus antecesoras:
1. La duración de la gala: Creo que es lo que más se mencionó en redes sociales y en los comentarios del día siguiente. La gala del año pasado fue excesivamente larga. No hay porqué hacer una gala exprés pero tampoco alargar la ceremonia cuando el tiempo que había marcado se está yendo de las manos.
2. La programación en sábado o domingo: Está claro que si la gala se celebra en prime time y tiene una duración correcta, el domingo es un día que reunirá a más espectadores, aunque al día siguiente tengan que ir a trabajar, el sábado es un día en que mucha gente no ve televisión, sale. Aunque si se hacen bien las cosas se podría conseguir un fenómeno con respuesta de la audiencia de televisión española parecido al que consigue el festival de Eurovisión, emitido los sábados en horario prime time europeo.
3. Los discursos de los ganadores: No creo que la gente esté en desacuerdo de que los premiados se expresen al ganar uno de los galardones. De hecho a veces se cuelan emotivos mensajes que no desentonan en lo que realmente se está viendo en pantalla. No creo que sea el principal problema, pero los asistentes tienen que ser conscientes de que ralentizan la gala si sobrepasan un tiempo establecido. Existen métodos para evitarlo, como la música que ponen en los Oscar, o los famosos micrófonos que bajaban en aquella gala en la que Mar adentro arrasó, pero es incómodo de ver.
4. La politización de la gala: Cada uno tendrá su opinión al respecto. A mí no me molesta que los profesionales del cine encuentren en el micrófono una manera de dar su opinión como ciudadanos o como industria, aunque las consecuencias han sido feroces después de algunas ediciones como las recordadas del “no a la guerra”, “el desastre del Prestige” o la reivindicada “libertad de expresión”, en la edición del documental “La pelota vasca: La piel contra la piedra” de Julio Medem. En su defensa, hay que recordar uno de los momentos con más fuerza de la historia de los Goya: las manos blancas de José Luis Borau en su manifiesto antiterrorista.
5. El reparto de premios: Esperemos que sea justo y que guarde alguna sorpresa agradable, para el público cinéfilo es un aliciente y una ceremonia sin ninguna sorpresa de última hora resulta predecible. Está claro que esto no depende de nadie, pero se agradece.
6. Las estrellas internacionales: Se han nominado en repetidas ocasiones a estrellas internacionales a los premios interpretativos y en pocas ocasiones han acudido a la gala. No cometamos el “paleto” recurso de aludir a ellos continuamente como cuando Benicio del Toro vino a recoger su premio por Che. Pero también hay que fomentar que asistan a la gala figuras internacionales que han conseguido la candidatura para visibilizar y dar caché a la gala. Nunca está de más.
7. El discurso del presidente: Por favor señor Resines, bastaría con dar las buenas noches y agradecer la asistencia de los que hayan acudido. Si no es así, al menos que sea conciso y corto.
8. El guión de la ceremonia: Se echa en falta más humor y “mala baba” en el guión. Muchos de los presentadores salen a pronunciar una y otra vez las manidas frases, “Los nominados son”, o “El goya es para”, un poco de sentido el espectáculo, por favor. Que el buenismo formal y no querer meter la pata de cara a los comentarios negativos no nos hagan pecar de recatados y pacatos. Recuperemos las mejores versiones de las galas conducidas por Rosa María Sardá o Andreu Buenafuente.
9. La realización de la gala: Esperemos que este año, las cámaras enfoquen las reacciones, sepan hacer planos generales cuando toca, y estén pendientes de los detalles que favorecen a la emoción del espectáculo.
Por último señalar, que todos los que colaboren de alguna u otra forma con la gala, han de estar pendientes del time o tempo televisivo. Que todos contribuyan a la sensación de espectáculo. El público es importante en este tipo de eventos, los profesionales del cine español han de vender ese escaparate respondiendo positivamente en los chistes de los presentadores y galardonados dando rienda suelta a su simpatía en un evento que se da una vez año y es la plataforma perfecta para vender la marca del cine español. Es cierto que el formato hollywoodiense, muy consciente de esto, puede que no funcione del todo con nuestra manera de ser, no hay que copiar, pero si trabajar para que la gala fluya. No hay porque “glamourizarlo” todo, o acoger estilos foráneos, pero si encontrar una fórmula propia. Como dijo el genial Luis García Berlanga, quizá la comedia popular es el único género genuinamente español. En una edición donde Mariano Ozores es el Goya de honor, no nos vendría mal, conectar con el público con lo que tradicionalmente mejor ha funcionado, el gracejo y la picardía puramente españoles. En eso Dani Rovira, puede ser una genial muestra de representación. Buena suerte, ojalá la gala cuente con el mayor número de espectadores y el mayor porcentaje de share posibles y a triunfar”. CHEMA LÓPEZ LILLO

 

“Creo que es necesario que se acorten los agradecimientos de apartados como los técnicos, aunque surja el debate sobre esta discriminación, definitivamente debe primar el espectáculo televisivo.
Me gustaría observar mayor cuidado en el Inmemoriam; que cuando sean actores o directores se saque alguna imagen de su trabajo y que, por tratarse de un momento de tal emotividad, la realización de la gala no enfoque a la platea como suele hacer sino a la pantalla donde salen los rostros.
La selección de escenas de los nominados suele dejar mucho que desear y no muestra lo más destacado, no solo de los actores sino (incluso aún mas) de los apartados mas desconocidos para el público como sonido, dirección de producción o montaje.
Por último, ¿quién decide qué actores deben entregar premios?  Me cuesta entender la elección reiterativa de gente como Dafne Fernández (con todos mis respetos hacia ella) y echo en falta una mayor presencia de los veteranos, aunque no luzcan tanto en la alfombra roja”. JORGE AGULLÓ BELLVERT

 

“Me cuesta mucho opinar sobre los Goya, unos premios que cada vez me interesan menos y de los que me siento totalmente alejado. Casi todo en ellos me produce rechazo, empezando por el horror que me causa la propia estatuilla, por llamarla de alguna forma.
En los últimos tiempos han emprendido justo el camino que no me interesa y esta edición no es más que el culmen: Ozores, Vargas Llosa, Preysler,  revista”Hola”… Todo es autocomplacencia y ranciedad.
Las galas no dejan de ser una muestra de las deficiencias estéticas y culturales de nuestro país y los premios reconocen un tipo de cine que no me interesa, obviando lo más interesante de nuestra cinematografía”. ALBERTO G.

 

“Pese a que los premios Goya siguen siendo la mayor referencia dentro del cine español, otros eventos han logrado evidenciar sus carencias y sus excesos. Para esta gala sería deseable mayor agilidad, que no se eternice con sketchs de dudosa gracia, ni con actuaciones que suponen una publicidad a artistas sin vinculación aparente con los premios -tendría más sentido que pudiese escucharse un fragmento de los temas nominados a mejor canción, o un medley hecho por algún artista, en su lugar- y también sería una buena idea abrir más los premios al público, bien sea instalando pantallas en algunos lugares de Madrid o permitiendo la asistencia a un determinado número de personas, previa venta de entradas, por ejemplo. En cuanto a los premios en sí, creo que imperaría mayor justicia si cada categoría fuese votada sólo por su gremio correspondiente, lo que probablemente evitaría que algunas películas arrasasen con casi todos los premios por ser “la cinta del año”, sin valorar trabajos mejores en cada categoría”. RUBÉN DORADO DÍAZ

 

Creo que el umbral entre lo que es una fiesta para la gente del cine y lo que debería ser una espectáculo televisivo es difuso. Yo me inclino por lo segundo, pero el ombliguismo suele imperar, y el momento de gloria de todos los implicados -eso abarca a desde el de maquillaje hasta al distribuidor que recoge el premio a peli europea- prevalece sobre la generosidad y responsabilidad de espectáculo de gente que supuestamente trabaja para el público, y que debería asumir que el agradecimiento a toda su familia no importa a nadie (evitar que salgan 10 personas a recoger el premio también es imperativo).
También me causa mucho rechazo la crítica política y humillación al ministro de turno. Todos nos emocionamos en su día con el “NO a la guerra”, pero se ha constatado que el foro no es el adecuado y, base de reiteración, las reivindicaciones causan el efecto inverso y ensucian la gala, alimentando el tópico del artista pedigüeño. En cambio, es sorprendente el poco espacio para la autocrítica (en los Feroz se vivió un esperanzador rayo de luz en voz de Silvia Abril, que por supuesto fue muy criticado por la gente del cine).
En general hay una sensación de falta de aperturismo y renovación, acrecentada con un Antonio Resines de nuevo presidente y decisiones lamentables, como el homenaje a un estandarte de la misoginia y lo más vergonzante de la historia de nuestra cinematografía como Mariano Ozores. 

Por último, el efecto en taquilla de los premios se ha convertido en un claro letimotiv, ¿por qué no trasladar la gala a un jueves?”OSCAR TA