CRÓNICA DESDE SAN SEBASTIÁN #62SSIFF: “LA ISLA MÍNIMA” ES RECIBIDA CON ENTUSIASMO


Tal vez una posible triunfadora del certamen sea La isla mínima, aunque ha gustado mucho la correcta Bille August, de la cual me sorprende el hecho de que un director de tal prestigio haya escogido un lugar como San Sebastián para presentar su obra.

La isla mínima ha arrasado en el “aplausómetro” tras la proyección, generando por lo general comentarios entusiastas. A mí me ha gustado -sin llegar a deslumbrarme-.
La película toma como referente el ambiente sureño americano; el tórrido y húmedo sur que tantas veces hemos visto en el cine, trasladado a Doñana con un resultado más que aceptable para contar una historia que tiene como trasfondo el sustrato político de este país.

Es 1980 y España ha pasado de una dictadura a una democracia en un abrir y cerrar de ojos. Esto se revela como una farsa: para la gente nada ha cambiado. Ninguna mejora de la condición social ni laboral.

Creo que eso es lo más interesante. Bajo la epidermis de un espectacular thriller subyace una sutil lectura política de la actual democracia y su génesis en esos años.

¿Y qué mejor que esos terrenos pantanosos, esa tierra húmeda en manos de los terratenientes, para urdir una terrible trama de abusos sexuales y asesinatos?

La isla mínima está magníficamente rodada y Alberto Rodríguez demuestra una incuestionable maestría. El guión es detallista y complejo, pero tal vez exista algún personaje superfluo no bien resuelto. Quizá sobraba alguno, pero no llega a ser algo grave.

Respecto a las interpretaciones, todos están muy bien, pero a nivel personal hubiese preferido rostros desconocidos. El hecho de ser tan televisivos hacía que en ocasiones me costara disociarlos y verlos en sus personajes, aunque otras veces te adentras en la historia y te dejas llevar. Mención especial a Nerea Barros, un descubrimiento.

JUAN A.