Nuevo gran estreno de Mediaset y de nuevo impera la sensación de estar ante un gran acontecimiento. Muy diferente a la tibieza con que lanzan los estrenos en Atresmedia (Kamikaze, una película que mereció más) o RTVE (La vida inesperada).
Paco León se ha prodigado en todos los medios posibles y su película lleva semanas con presencia en spots publicitarios.
Ayer, Carmina y Amén fue estrenada gratuitamente en 100 abarrotadas salas ante 50000 espectadores. Eso representaría cerca de 350 mil euros con el actual precio medio de las entradas. Es decir, lleno total.
El “test del día después” ha sido muy positivo. La imagen de largas colas y el cartel de “no hay localidades” se ha visto en los informativos y diarios.
Por tanto, se cumple el primer objetivo de Paco León, quien -al margen de confiar en su película- debió ser consciente de que en España jamás se deja pasar la oportunidad de pillar cacho cuando es gratis, y por tanto las probabilidades de llenar las salas eran altas.
A la espera de comprobar si el efecto boca a boca se traduce en espectadores dispuestos a comprar una entrada, los buenos comentarios en las redes sociales tras su pase de ayer están en la línea de lo que sucedió con Ocho apellidos vascos. Su nota media en Filmaffinity (la web social de cine más importante de España) es un magnífico 7,4 -todo un hito en esa página, donde el cine español suele ser castigado y ninguna producción española alcanza esa puntuación en los últimos años-.
Con todo, es una gran incógnita cuál será la respuesta de un público más imprevisible que nunca. Lo razonable y a la vez satisfactorio sería esperar una media entre los 3000 y 4000 euros para sus 153 copias. Pero después del impacto de Ocho apellidos vascos, todo puede pasar.
