LA DECEPCIONANTE SERIE “EL PRÍNCIPE” MERECÍA SER LLEVADA AL CINE

imageMe interesaba sobremanera la historia en torno a un barrio desconocido más allá de tierras africanas: El Príncipe.
Para empezar, diré que -contrariamente a lo que suele ocurrir- la realidad supera la ficción. Por lo que se vislumbra en los primeros episodios de la serie de Telecinco, no ha habido lugar para la exageración desmedida, e incluso se ha retratado un lugar de cierto encanto, limpio y casi accesible.

La realidad de este barrio es que hasta hace no muchos años era el único lugar sin ley de España. Un espacio donde durante demasiados años la policía apenas accedía. Un lugar tapado. Una vergüenza, y una lacra para Ceuta. También para España, pero resultaba sencillo soterrar lo que sucedía en la apartada ciudad autónoma, cuyos habitantes recibían con cotidianidad las noticias sobre homicidios en el barrio.

Hoy, la marginalidad convive en El Príncipe con los coches de lujo. Chabolismo que esconde televisores de plasma; pistolas, religión, gente humilde y pobreza. La media de vida es 8 años menor que la de a unos pocos kilómetros, en el ajardinado, impoluto y apacible centro de Ceuta.

Desde hace unos años la policía se introdujo en El Príncipe. Campañas policiales de una duración determinada empezaron a patrullar. Agentes venidos de la Península, que meses después son reemplazados y que por tanto no se exponen a las represalias a las que eran susceptibles los agentes ceutís.

El choque cultural en un barrio clave para el narcotráfico de hachís en Europa y donde se ubican células islamistas radicales alimentaba un material potentísimo para una gran historia policíaca.
Desgraciadamente, Telecinco tiene la escoria más nauseabunda marcada a fuego en sus estatutos. Tampoco debemos obviar el hecho de que la ficción televisiva española tiene como dogma de fe dar vergüenza ajena.

Previo a su estreno, todos los comentarios de sus creadores mostraban una inquietante y obsesiva preocupación por justificar el uso del chroma, catalogándolo de un hito tecnológico en nuestra televisión. La realidad es que todo fue una cuestión puramente de comodidad logística. Resultó que los actores que tanto habían hablado de su rodaje en el Príncipe, de lo maravillosas que eran sus gentes y sus experiencias vitales sobre el terreno, tan sólo se desplazaron fugazmente para rodar 4 escenas mal contadas, mientras que casi todo el rodaje su ubicó en localizaciones de Madrid y el resto usando el célebre chroma con escenarios ceutís.

Esto da como resultado una cutre-sensación de artificio que fue ampliamente criticada en las redes: como no podía ser de otro modo, la técnica no iba a ser depurada como la de una super producción hollywoodiense. O sea, que se nota.
Pero bueno, también se nota el cartón-piedra de Amar en tiempos revueltos, y a España eso no le importa. Por tanto, el primer episodio lo vio hasta el Tato. ¿Podemos considerarlo un éxito? Depende. Hay que valorar que la serie venía precedida de un hype inmenso, gracias a la campaña de marketing más agresiva que se ha visto en una serie de televisión.

En cualquier caso, “El Príncipe” merecía ser trasladada dignamente a la gran pantalla, donde nuestros creadores sí afrontan el género con mucha más dignidad (Alberto Rodríguez, Urbizu, Uribe, Monzón) que nuestras series de televisión.
“El Príncipe” tira por la borda toda la jugosa materia prima con la que contaba, para convertirse en un escenario de lugares comunes, tópicos a mansalva y una decepcionante sensación de “más de lo mismo”.

De los actores, al contrario del comentario generalizado, quien más me ha disgustado es un forzado José Coronado, en la peor versión de sí mismo (si hacemos un cocktail con sus últimos 5 personajes, saldría este espantoso agente Peyón).
Diferente es el caso de Alex González y Rubén Cortada. En su caso da la sensación de que directamente no actúan, sino simplemente han sido contratados para lucir uniforme y/o carne y desatar el furor carpetero. Escenas como la de Alex González con la toalla enrollada en el mismísimo umbral de sus genitales -lugar donde estratégicamente sostiene su teléfono móvil- son de un grado de gratuidad no vista desde Mariano Ozores.

Igualmente impactante es la impecable dicción castellana de los padres de Fátima, ambos reconocidos actores de doblaje.
Por cierto, en la serie no hay ni rastro del encantador acento andaluz de los ceutís, que en su población musulmana es si cabe más marcado.

¿Crees que series como “El Príncipe” o “El tiempo entre costuras” merecían ser llevadas al cine?

10 thoughts on “LA DECEPCIONANTE SERIE “EL PRÍNCIPE” MERECÍA SER LLEVADA AL CINE”

  1. yo creo que lo ideal hubiera sido que fuera una serie al estilo “Crematorio”, por ejemplo, pero se trata de un canal generalista que tiene nque llegar a un público mayoritario; y por lo que se ve lo han ocnseguido. . No la he visto, ojo, solo comento en base a tu opinión y la sensación que me han dado los avances, de estar más centrado en la historia de amor con áires de telenovela que en hacer una serie policiaca.

  2. Hay un hedor en el escrito contra Telecinco (quizá merecido) y contra la ficción televisiva española que no parece otorgar atisbo de objetividad alguno, dicho esto si los mismos profesionales responsables de esta serie u otras de gran audiencia hubieran hecho una película con la misma trama y los mismos profesionales delante y detrás de cámara no lo habría visto ni el Tato; no deja de sorprendeme el desprecio mayoritarío de los espectadores para con el cine español (que comparte profesionales con la series) y el apoyo masivo hacia la ficción televisiva patria en detrimento de la ficción estadounidense que independientemente de su calidad en raras ocasiones consigue el apoyo que logran las series españolas.

  3. pucelano, ese tema que has tocado es muy interesante. Efectivamente los mismos que dejan de lado el cine español -en ocasiones de notable calidad-, lo desprestigian, insultan y denigran, siguen masivamente series horribles (aunque muchas fracasan)como esta.

  4. El gentilicio plural de Ceuta es ceutíes, que lo repites tres veces mal.

    No sé cuántos ceutíes has conocido y escuchado hablar, pero creo que no les gustará nada (como a los melillenses) que les digas que tienen acento andaluz. Primero, porque no es un acento andaluz, y segundo porque no somos ni nos sentimos andaluces.

    Es cierto que antes la vinculación administrativa estaba con esa región (Ceuta con Cádiz y Melilla con Málaga), pero estas dos plazas de soberanía que tiene España en el norte de África poseen su propia idiosincrasia, cultura y rasgos únicos. Por cercanía, es lógico que pueda parecerle a alguien nuestro acento más similar al de un andaluz que al de un vasco, pero leer eso del “encantador encanto andaluz” de los ceutíes me hace la misma gracia que imagino que le haría a alguien de Mojácar leer sobre el “entrañable acento murciano de los almerienses”.

  5. El comentario anterior es otro ejemplo del desaforado patriotismo ceuti. Si un ceuti nativo es capaz de distinguir el acento de un ceutí del de un malagueño le pago la cena.

  6. El problema de la serie es cómo cuenta la historia. Podrían haber optado por ser la Bron/Broen española pero ha preferido hacer un culebrón aderezado con trama polical… es lo que tiene querer juntar delante de la tele a todos los públicos… Sin comentar el casting y la duración de los capítulos. Lo segundo parece intocable pero seguro que podrían haberse currado el casting algo más…(Félix Gómez, Víctor Clavijo, Raúl Fernández, Roberto Enríquez…)

    En cuanto a Amar tienes que ver que es una telenovela diaria. No sé cuando cuesta por capítulo pero les ha salido bastante resultona y está dirigida a las abuelas y las madres. Aunque luego creo que la ve mucha gente joven (yo he visto algunas temporadas sin ir más lejos…)

    No dudo de que en cine con Urbizu y cia hubiera salido un peliculón. Pero también como dicen arriba pon a los de Crematorio tras El Príncipe y veríamos.

  7. Pucelano: muy bien dicho. Es curioso como las series de televisión española tienen un éxito tremendo frente a las estadounidenses o británicas, pese a la enorme calidad de muchs de ellas, principalmente las producidas por canales de pago.

    “El príncipe” está pensada para gustar a un público lo más amplio posible, como la mayoría de las series; así, independientemente de la historia todas tiene ese toque de telenovela, incluyendo las que en teroía deberían tener un tono distinto (“El barco” o esta misma)
    Luego hay excepciones, como “Punta Escarlata”.

    Tengo curiosidad por ver el resultado de “Alatriste” al frente de la cual está Urbizu. Qué habrá podido hacer y qué no

  8. TAmbién , en justicia habría que mencionar otras series que se están desmarcando de esa especie de marca de fábrica, con mayor o menor suerte “Hispania” “Isabel” o “Gran Hotel”

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