LA PENETRACIÓN COMO ACTO DE ADORACIÓN. CRÍTICA DE “HABLE CON ELLA” (PEDRO ALMODÓVAR)

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La arrebatadora “Todo sobre mi madre” supuso un éxito simultáneo de crítica y taquilla internacional que parecía difícilmente repetible dentro de nuestro cine.
Sin embargo, Pedro Almodóvar no perdió el pulso con sus siguientes tres trabajos –Hable con ella, La mala educación y Volver-, que se sucedieron bianualmente, consolidaron el mito y extendieron definitivamente la locura almodovariana por todo el mundo.

En el caso de ‘Hable con ella’, dentro de la fascinación estravagante “made in Almodóvar”, estamos ante quizá el más sutil ejercicio de estilo del manchego. El arrebato da lugar a la contención; al sufrimiento que va por dentro.

Pero sobre todo, y por primera vez, logra retratar la sensibilidad del género masculino y sus múltiples contrastes. Un claro ejemplo es el de Dario Grandinetti, que encarna a un hombre masculino, duro y bien dotado que sin embargo se emociona ante una obra de teatro.
Vemos cómo su mirada silenciosa de amor observa a la torera (interpretada por Rosario Flores) encadenada a una máquina de respiración artificial tras una cogida del toro, en un acto enigmático y suicida que Almodóvar filma con maestría.

Por primera vez el protagonismo recae sobre un personaje masculino, interpretado por Javier Cámara. Se trata de la otra historia de amor de la película; la del entregado cuidador Benigno, enamorado de una mujer en coma que encarna Leonor Watling en un papel para el que Almodóvar buscó -según sus palabras- un cuerpo que “hablara”. Por tanto, se trató de una elección fundamentalmente estética, al igual que en el caso de Rosario Flores.

Como aspecto fundamental en la filmografía de Pedro Almodóvar, el dilema ético está servido. El profesional, tímido, sensible y aparentemente gay Beningno jamás se nos presenta como un personaje abyecto, y el espectador fácilmente empatiza con él.

Al fin y al cabo, su amor es real, así como sus cuidados y conversaciones. Desde una premisa freudiana, se aborda el valor terapéutico de la palabra, de cómo unas bellas y bondadosas palabras pueden sanar.

El acto sexual de Benigno no es más que un acto de entrega y adoración, y a modo metafórico Almodóvar inserta una pequeña genialidad: “El amante menguante”, un pastiche retro en el que el científico interpretado por Fele Martínez encoge tras tomar una poción y deambula por el cuerpo desnudo de su amante (Paz Vega), hasta introducirse en su vagina en un acto de amor reverencial, más que de penetración.

PUNTUACIÓN: 9,5