CRÍTICA DE “EL MÉDICO ALEMÁN” (WAKOLDA), DE LUCÍA PUENZO

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Probablemente uno de los personajes históricos del siglo XX que despierte más escalofríos sólo con nombrarle sea Josef Mengele. El médico, condenó a la muerte a miles de personas en el campo de concentración de Auswitch y realizó espeluznantes experimentos con humanos, atrocidades del calibre de intentar convertir a unos gemelos en siameses uniendo las venas de ambos, o pretender cambiar el color de ojos a niños inyectándoles sustancias químicas, entre otras muchas aberraciones.

Por increíble que parezca, Mengele consiguió zafarse de su responsabilidad criminal en el campo de concentración y no fue juzgado en los juicios de Nuremberg, viviendo en distintos puntos de América del Sur, escapando del Mossad, y continuando sus macabros experimentos allá dónde pisaba.

En “El médico alemán”, tercera película de Lucía Puenzo en la que adapta su propia novela “Wolanka”, ahonda en esa etapa de Mengele en que vivía en Argentina y trataba de continuar con sus experimentos en humanos. Su personaje es realmente parecido a cómo recuerda la historia al Mengele original: apuesto, frío, con una distinguida apariencia y un venenoso interior.

Álex Brendemühl está pletórico en su interpretación del tenebroso doctor, logrando traspasar tanto los buenos modales y planta del mismo, como su terrorífico interior, su frialdad y sus violentos modos cuando la situación se le complica. Su actuación es digna de Goya y no sería sorprendente que como mínimo lograse la nominación ya que España es uno de los países participantes en esta coproducción, junto a Argentina, Noruega y Francia. Argentina, concretamente, ha escogido esta película como su representante para la próxima edición de los Oscar.

El resto del reparto está encabezado por la natural y estupenda Florencia Bado, que da vida a Lilith, una niña de la que Mengele se encapricha genéticamente debido a su escasa estatura y con la que experimenta un peligroso tratamiento para que crezca; y por sus padres, destacando especialmente la madre, interpretada por la cantante y actriz Natalia Oreiro, que pese a las dudas que tiene inicialmente con el doctor termina por convertirse en su propia conejita de indias, al estar embarazada de gemelos -una de las obsesiones de Mengele-.

La cinta es bastante aséptica y el relato está contado con frialdad. Destaca la belleza del paisaje con la presencia terrorífica de Mengele y el mal que habita en la región. Por su parte, el guión se centra en la vida del doctor en Argentina y su pasión por experimentar, sin excarvar en sus crímenes anteriores ni mostrar explícitamente las atrocidades de su pasado. Eso provoca que a pesar de lo terrible del personaje y de los acontecimientos que están ocurriendo el espectador no sienta ese terror y esos escalofríos hasta la parte final de la trama en la que todo se desencadena de un modo un tanto atropellado.

Estamos ante una buena cinta con interpretaciones más que notables y excepcional en el caso de Brendemühl, pero con tamaño material de partida queda la sensación de que podríamos habernos encontrado algo, en conjunto, muy superior.

Tras su éxito en Argentina, “El médico alemán” llegará a nuestras pantallas el próximo 11 de Octubre.

Puntuación: 6 / 10

RUBÉN DORADO