CUATRO DIRECTORES DE LOS QUE ESPERO IMPACIENTE SU SEGUNDA PELÍCULA: YONAY BOIX Y POL AREGALL (PARTE IV)

Termino mi serie de artículos sobre los directores de los que espero muy impaciente su segundo trabajo con los jóvenes Yonay Boix y Pol Aregall (“Amanecidos“).

Uno a estos dos cineastas a modo de grupo de trabajo como se ha hecho con otros creadores como los hermanos Coen, Lana y Larry Wachowski o Charlie y Donald Kaufman (¿?). Yonay y Pol dirigieron un proyecto grabado a lo largo de varios años que rompía por su diferente propuesta dentro de la segunda edición del Festival de Cine Online – la web que lo crea es de lo más anticuado y desorganizado que he visto en mucho tiempo – donde pude ver su primer largometraje.

La película en cuestión es “Amanecidos” y mostraba una galería de diez jóvenes relacionados entre sí a través de fragmentos inconexos. Un tío con el tiempo libre para hacerlo escribió esto: “[…] La estructura y la técnica que propone la película está completamente alejada de la narrativa convencional, puesto que no utiliza ese truco de desorientación o manipulación a través de la inconexión como herramienta, para adoptarlo como forma.

Muchos son los cineastas (entre los que estarían Iñarritu o Tarantino, por citar algunos) que emplean momentáneamente el desorden de la línea cronológica de la película, pero pocos (Gus Van Sant en “Elephant”, Lynch en la mayoría de su filmografía o Nolan con “Memento”), independientemente de la magnitud de la producción, son los que emplean esa herramienta como la idea principal para llegar a expresar aquello que se pretende transmitir. […] “Amanecidos” muestra decentemente, a su modo, esa sensación de confusión, furia postadolescente, pasión y deriva que se respira en los tiempos actuales, componiendo así el reflejo de la juventud (diríamos que la generación nacida a mediados de los ochenta) que vive en cualquier ciudad española en el siglo XXI.”

Yonay Boix y Pol Aregall muestran a los personajes ante la cámara de forma “objetiva”, exponiendo sin juzgar, alejándose de sermones, moralejas y demás manipulación creativa.

Su segunda película está pendiente de estreno en Internet – se ha vuelto casi algo metafórico pensar en un estreno en salas si te planteas la producción de una forma autofinanciada – y tiene como título “Las Aventuras de Lily Ojos de Gato”.

Esto ha sido un repaso superficial – y poco inspirado – de cuatro motores creativos muy diferentes entre sí elegidos de forma absolutamente subjetiva. Cada uno de estos motores se sostiene por su propio equipo – en un caso más que en otros – ; todos esos nombres que aparecen en pequeñito al final de la película y que rara vez se nombran en notas de prensa. Obviamente esas personas no comenzaron su carrera artística por las notas de prensa. Estos cuatro motores vienen de sitios diferentes, llevando el camino que cada uno ha elegido como el adecuado – o el que han podido elegir – para conseguir aquello que todos tienen en común: la meta. Esa meta es la misma que tiene todo artista: expresar su punto de vista, sus sentimientos. Si se tiene eso claro poco importa el desolador y apocalíptico panorama cinematográfico actual, al fin y al cabo es una guerra que no nos interesa si lo que queremos es contar una historia, aunque soy consciente de que dificulta el modo en el que relatar esa historia. Hay que cambiar el modo de ver las cosas. Por un lado tenemos lo tradicional, la película de Hollywood llenando la sala el día del estreno, y por otro lado tenemos a un tío sentado en la silla de su ordenador esperando a que su cortometraje se suba a Vimeo o Youtube. En el fondo la base es la misma con herramientas y medios opuestos; tan sólo son un grupo de personas que han hecho una obra intentando compartirla con el resto. Estamos en una época en la que casi cualquiera puede grabar un clip en HD, editarlo en su ordenador y colgarlo en Internet; eso hace que haya mucho más material, por lo tanto más competencia y menos posibilidades de resaltar. Antes costaba más dinero rodar algo y se destacaba con más facilidad, no obstante en este siglo la situación es completamente inversa.

(Mejor no debatir sobre si es ético o no hacer una película con dinero público ya que al padre del vecino del quinto no le han preguntado si quiere que con sus impuestos se haga una película de mierda que ni siquiera se llega a estrenar en salas comerciales, o tiene un estreno fantasma, y que se lo deberían haber consultado si esto es una democracia y bla bla bla)

Lo que está claro es que el método llevado hasta ahora se ha derrumbado – muestra clara de que no era el sistema ideal – y los que continuarán haciendo cine – para bien o para mal, de todo tipo, en todas sus vertientes – serán algunos de esos “ilusos” que se habían quedado secándose en el escurridor. Hay que volver a los inicios, rodando sin que importe nada más que rodar, interpretando en la mala suerte generalizada el desafío que supone moverte por nuevos caminos.

2 thoughts on “CUATRO DIRECTORES DE LOS QUE ESPERO IMPACIENTE SU SEGUNDA PELÍCULA: YONAY BOIX Y POL AREGALL (PARTE IV)”

  1. Me ha gustado mucha la serie de artículos, y las figuras que resaltas, incluso las críticas habituales que haces al cine más independiente. Pero, los últimos dos parrafos, de este último artículo, son algo demagógicos. Lo del vecino del quinto, las subvenciones, etc…puede ser un debate serio, pero no una anécdota. La mayoría del cine europeo, goza de subvenciones, ayudas, de Von Trier, a Almodovar, a pelis infumables. No es un hecho sólo español. Y aún es EEUU, hay multitud de reglas, leyes, que incitan a la producción de cine (desgravaciones fiscales, etc).

    Dejemos de darle caña a las subvenciones, como tal, y hagamos un análisis quizás serio de lo bueno y lo malo. No creo que propongas un liberalismo ecónomico absoluto, pues aparte de ser utópico, quizás puede ser hasta más perjudicial.

    Un saludo,

  2. Lo del vecino del quinto y la pelicula de mierda no lo entiendo. ¿Que tiene que ver con estos artículos?

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